La Productora en el Museo del Dibujo y la Ilustración
Existen deudas extrañas. Nuestra visita a las oficinas del MUDI en Palermo era una de ellas. Y, después de tantas invitaciones de Huguito en cada visita moronense, en enero fuimos y pagamos. Y ahora que lo hicimos, estamos más en deuda con ellos que nunca. Porque, la verdad, el placer de haber visto sólo una pequeña parte de lo que los Hugos tienen allí, se lo vamos a deber para siempre.
Comienza una tarde inolvidable: los Hugos mostrando el acervo dieciochesco del MUDI. Se babean Carlos y Gerva.
Detalle de un grabado de James Gillray (Inglaterra, fines del s. XVIII), donde ya se puede ver el uso de didascalias para los diálogos de los personajes. Cómo, ¿no eran los yanquis los inventores de la historieta?
De entrada, los Hugos -hablamos de Hugo Maradei y Hugo González Castello; padres del MUDI- nos dijeron que todo no lo íbamos a poder ver. Y uno, que soñaba con ver las cositas raras de la historieta que tienen como eso de Premiani, eso de Jorge Pérez del Castillo, eso de José Luis Salinas, etc, hacía puchero por dentro. Pero nos sorprendieron pues, luego de un apetizer contundente, comenzamos por el principio admirando los originales litográficos franceses e ingleses donde se pudo hallar el mosto en el que se haría el vino de la historieta moderna: Gillray, Daumier, la revista Punch, Philipon, Le Charivari. Impresionante.
Carloncho y Jok miran y no pueden creer la cantidad de obras almacenadas en el depósito del MUDI. Los Hugos, orgullosos y felices.
Luego, con los ojos repletos, tratamos de seguir con algunos viejos ilustradores argentinos de la época circa Caras y Caretas, todos impresionantes, pero apenas nos dió el cuero para admirar unas preciosas caricaturas de Andrés Cascioli (¡todas tapas de la Humor!) que los Hugos atesoran. Pero ya no dábamos más. Quedará para una próxima el visionado de las páginas de historieta y otros ilustradores modernos. Fue una tarde memorable, de esas que te hacen acordar porqué nos dedicamos al dibujo. Por enésima vez, agradecemos a los queridos Hugos no sólo su pasión, que es compartida, sino la generosidad de siempre para con nosotros. Cosa que se ve poco ahora. Nos veremos otra vez, cuando podamos volver a arrancar la nave bonaerense rumbo a Capital. Como sea, si es que seguimos en deuda, ¡Así da gusto deber!
Un abrazo para todos,
Cristian
2 comentarios:
Muy linda la nota. :) parece un cuento.
Los conocimos en Campana hace años. Unos tipazos. ¡Qué ganas de haber estado allí con ustedes!
¡Un abrazo!
Publicar un comentario