Como muchos de Uds. ya sabrán, el sábado pasado Fierro volvió a las calles. ¿Parece mentira, no? Pero no, estaba ahí, como entonces, con una tapa del maestro José Muñoz, invitándonos a que nos la llevásemos del kiosco. Y lo hemos hecho con una sonrisa en el rostro. En medio de toda la urgencia por devorar esas páginas tan añoradas (El Tomi, Cachimba, Patricia, Mandrafina, El Churrique, todas las glorias de entonces están ahí) nos encontramos anonadados leyendo en la editorial que nos cuentan a los LP entre los propios. Cuánto honor.
Juan Sasturain, factótum de la revista y el responsable total de esta vuelta, y Lautaro Ortíz, secretario de redacción, ya nos habían dado una sorpresa el domingo 5 cuando en la nota de Radar nos habían halagado mencionando a La Productora como uno de los focos de resistencia de la historieta argentina durante estos largos años de ausencia editorial profesional. Y es verdad, lo hicimos sin pensar (como comentábamos el otro día con Solano) pero lo hicimos; y hemos nacido guachos y así seguiremos creo yo, a pesar de la salida de Fierro. Falta mucho para hacer de la historieta argentina la industria que fue y que necesita volver a ser. Fierro es un aliento de esperanza, ejemplificador en montón de sentidos y no solo el artístico, nos consta, y hay que apoyar esta vuelta, hay que bancarla, comprarla, difundirla. Pero la historieta independiente deberá seguir como hasta ahora en la trinchera, disparando sus necesarios cuetes.
Queremos repartir estas flores obsequiadas por la gente de Fierro con todos y cada uno de los que durante estos años hicieron con nosotros historieta argentina y latinoamericana en forma independiente, la única historieta latinoamericana posible, la que pudo existir, sobrevivir y encima expandirse. Ahora hay un amigo, hay Fierro. Qué bueno.
Un abrazo,
Cristian Mallea