miércoles, 21 de marzo de 2007

LA COCINA DE JOK

Me parecía que podía resultar interesante espiar un poco el proceso creativo ya que cada maestrito tiene su librito y realmente no hay una fórmula unívoca para encarar el laburo. Yo mismo voy cambiando mucho de método de producción según las necesidades de cada proyecto. En este caso, les muestro fragmentos de plantado en lápiz azul y refinado de detalles en lápiz negro (todo en la misma página). Después de eso, pasé a tinta sobre papel vegetal y por último vino el color digital (esto último fué trabajo en equipo).
Espero no haber aburrido a la muchachada loca y aguardaré ansiosamente por vuestros comentarios (la verdadera dicha del contacto cibernético, la nueva vieja mesa de bar).

Y como decía el viejo alemán de dudosa filiación política que manejaba el tren de la alegría de Miramar: ¡Endifrútenn!.



¡Comenten que los estoy espiando, no me hagan poner loco, ¿eh?!

miércoles, 7 de marzo de 2007

FRANCIA. DIARIO DEL VIAJERO ELEPÉ #03

La Productora en Angoulême.


El camino desde Toulouse hacia la capital de la BD se nos hizo realmente difícil. Un temporal de nieve asolaba, aquella madrugada del jueves 25 de enero, las auto-rutas francesas. Desde la radio se prevenían accidentes y avisaban que la demora iba ser larga. Y claro, esperamos tantos años para llegar a Angoulême que por supuesto el escalón final iba a ser duro. A bordo de nuestro pequeño stukaracuda naranja tuvimos que superar el frío inclemente (el parabrisas se escarchaba y no había sapito ni escobilla que aguante), la insoportable lentitud (tardamos el doble de tiempo) y el riesgo: nos cruzamos con un camión volcado y todo. Los nervios de capitán y contramaestre -Tom y el que escribe- fueron puestos a prueba (los míos desaprobaron), mientras los dos grumetes allá atrás -Julián y Carlos- dormían a pata ancha. Finalmente, con gran excitación de ánimo y mientras se abría el cielo, como si la ciudad aprobase nuestra entrada, vislumbramos esa cima que se ve ahí...


Ah, Angoulême... finalmente te vemos. La tropa está lista para el ataque.

Uno pone un pie en Angoulême y se da cuenta enseguida de que toda la ciudad está dedicada por completo a la BD durante los cuatro días que dura el festival. Recorriendo los kilómetros de callejuelas de la ciudad puede uno toparse con el moderno edificio de la CNBD (Centre National de la Bande Dessinée et de l'image, donde había una expo del increíble Jim Woodring, otra de Hergé, un museo imaginario (donde, por ejemplo, estaba recreada la habitación del Corto Maltés); toparse, decía, también con los "conciertos de dibujos" en el teatro (una mina cantaba mientras Blutch dibujaba), con otra muestra de Hergé en la place St. Martial, con expos alternativas de todo tipo y hasta con una contraferia de la que participaban nuestros aguerridos amigos de Stratégie Alimentaire.


Miren ese bondi, quería traérmelo a Morón. ¡Cuánta gente yendo a ver historieta hecha en su país! ¿Podríamos copiarlos, no?

El Festival de Angoulême es tan grande que apenas pudimos bicharlo un cachito, nuestras energías estaban focalizadas en dos metas principales: atender nuestro stand (hacer amigos, vender, difundirnos, vender) y entrevistarnos con editoriales para presentarles proyectos (que es como ir a probarse en primera, vió). En la carpa de la BD Alternative y bajo un cartel que anunciaba "bd argentine", cerquita de nuestros amigos tolosanos de La Toile, la Asociación Ex Abrupto y La Productora vendimos, hicimos amigos de todo el mundo, nos hicimos conocer y hasta tuvimos honrosas visitas. Allí nos dimos cuenta porqué Angoulême tiene fama de Babel: colegas griegos, italianos, africanos, españoles, chinos, todos pululaban por los pasillos y se acercaron a ver qué pasa en este rincón ignoto del mundo. La lista de amigos dibujantes que hicimos es interminable: Rafael Espinel y Camilo Sanin de Colombia, las griegas Christina y Fotiní de la revista Spunks, Lucca Vanzella de Self Comics de Italia, el "cronista en historietas" Adjim Danngar de Chad, también la "otra" presencia argentina Dolo Ockeki, entre muchos más. Luego, todo fue vender nuestros libros y revistas, dedicar las Carne Argentina en francés (allá la dedicace con dibujo incluída es casi una religión) y vender pines y remeras (realizadas por Nando Zariz gracias a Flavito, el menor más grande de los Mallea). Aquí tenemos que agradecer a los amigos franchutes que nos dieron una gran mano con el idioma y la atención: Mongui, François, Sebastien y todos los La Toile. Gracias, hermanos por el aguante.


Charlando con la historietista griega Fotiní; en el medio, Camilo Sanin, dibujante colombiano. Al lado: junto a los La Toile, más Fran y Seb de Editions Minuscules, cerca de la ville de Angoulême.

Cuando el trajín del stand y la caza de editores nos dejaban, nos dábamos el gusto de pasear por la carpa grande. Todo allí es el paraíso para el historietista argentino promedio: toneladas de historieta en puestos atendidos por profesionales que saben lo que venden, artistas en cantidad firmando para el público (habían algunos que tenían a veinte firmando a la vez), muestras internas interesantes (por ej. una con todas los álbumes propuestos para recibir premio, colgados con un hilo y que la gente podía leer in situ); y en el bar hasta los sobresitos de azúcar tenían posters de las ediciones anteriores del festival. La panacea. O no. Porque también en Angoulême se cuecen habas: mucho marketing (el stand de Soleil era el colmo, pantallas pasando videos de música pedorra, patovas de traje, negros y grandotes que parecían estar cuidando a George W) y competencia salvaje (se han venido peleando acerca de cuál estaba mejor expuesto y quien tenía más metros (Soleil, otra vez). Pero bueno, todo esto también denota que la BD es un ser vivo, no solo un mercado, una industria. Los miles de niños, minas, viejos, etc (por nombrar algunos que faltan aquí a la hora de ir a comprar historieta argentina) que veía pasear viviendo (porque no solo estaban comprando) la historieta de su país, me impresionó. Y allí entendí que eso es lo que sustenta la disciplina historieta en Francia: hay creadores, editores, comerciante y lectores, y todo ellos saben qué están haciendo, conocen, leen, estudian, no ignoran, son cultos, entienden qué lugar les cabe en el mundo de la BD, de la historieta en francés. Entonces recordé mi país y casi lloré.

En una de esas incursiones por la gran carpa, iba yo caminando con Tom cuando sentí a mi siniestra una presencia inquietante. Alguien casi oculto bajo un sombrero de ala ancha y tapado negros, pasaba discreto entre el gentío. Achiné los ojos para junarlo bien y me dí cuenta que era él: Moebius. Como imaginarán lo perseguí con ganas hasta que pude dar con él, presentarme e invitarlo a nuestro modesto puestito. En perfecto castellano prometió pasar luego y dos días después, cuando ya había perdido toda esperanza, llegó y se quedó con nosotros charlando durante un largo rato. ¿Qué puedo decirles? Que me temblaron las patas, que escuché con sorpresa cómo recordaba con sumo detalle su venida a la Argentina (en los años de plomo y para la bienal de Córdoba), que observé con qué humildad agradecía el obsequio que le hicimos, que miré anonadado como dibujó para nosotros. Pero también les digo que logré reponerme de la emoción y me puse a contarle acerca de todo lo que viene pasando en Sudamérica: Morón, Tucumán, Mendoza, Uruguay, Bolivia, Chile, fueron los destinos que le hice recorrer en pocos minutos. Lo volví loco, pobre, pero él escuchó con atención y preguntó interesado. Lo ví como lo que ya sabemos que es, un hombre notable, pero también noble, humilde y preocupado por su disciplina y sus colegas. Quedamos en seguir la charla, el futuro dirá.


Quién diría... un día íbamos a estar cara a cara con el dios de la bandes desinées. (Fotografías de François Daniel-Lamaziere)

Pero no sólo tuvimos el privilegio de conocer al más grande de los dibujantes vivos (perdón, es así para mí) también estuvimos con el maese Sergio Toppi, as de la ilustración y el fumetti. Allí, extasiados, lo vimos dibujar algo para llevarle a los amigos. También charlamos con Nicolas de Crécy, (que nos firmó y dibujó algo para Jok) Charles Berberian (con quien habíamos compartido el encuentro Viñetas con Altura, en Bolivia), Manu Larcenet (Tom lo vió irse a las manos con un periodista que lo había vapuleado vía internet), Matt Konture (uno de los fundadores de La Association) y Régis Loisel de quienes nos trajimos algunos otros recuerdos, sobre todo su cortesía y condescendencia para con estos aprendices del sur. Como broche de oro, el día domingo tuvimos nuestro pequeño festejo, mundialista y futbolero, cuando nos enteramos que el Grand Prix de Angoulême era para nuestro querido maestro y amigo José Muñoz. ¿Cómo expresarles la dicha de un pajuerano suelto en la Francia ante semejante gol metido en el corazón de la BD? Lo más gracioso fue que estábamos seguros que Don José no estaría (él mismo nos lo había predicho) pero justo un instante antes de partir hacia París vimos su estampa entrar por el pasillo y encarar hacia nuestro stand. ¡Qué alegría enorme, qué abrazo! Ahí nomás organizamos un reencuentro en París mientras el director del festival oficiaba de fotógrafo, miren cómo se le movió la cámara...

Con nuestro querido hermano Fran, junto al Gran Prix de Angoulême: José Muñoz. Al lado: Sergio Toppi, una leyenda dibujando para nosotros.

Bueno, disculpen la largura pero así fue Angoulême, una enorme experiencia, tan grande que aún, cada mañana, saco de un recuerdo alguna otra conclusión. Hay que aprender mucho de estos tipos, de sus errores y aciertos pero sobre todo de la idea motriz bajo la cual ejercen la disciplina historieta: ellos defienden las expresiones de su tierra. Sí, ahora el manga se cierne peligroso y es difícil de hacerle frente (ha crecido hasta ocupar casi el 40% del mercado) y antes fue el cómic yanqui, pero ellos siempre están buscando nuevas formas de readecuar esa realidad a su lenguaje. Por ejemplo, algunos autores que, tomando las influencias de los autores japoneses (leyendo ante todo historieta japonesa, no lo que sale primero en la tele), no reproducen, sino que regurgitan esas influencias, ponen lo suyo y le dan a los lectores algo nuevo. En fin, espero que comprendan el mensaje, no es simple delirio chauvinista. Es mi impresión acerca de una conducta que da resultados a favor de la cultura de un país.

Por otro lado, pienso que La Productora cumple un ciclo llegando al festival más importante de la historieta occidental. Es el esfuerzo de muchos años y un sueño que al fin se cumple. Mucha cosa para estos gauchos que apenas se habían propuesto editar sus propias historietas lo más profesionalmente posible. Ahora nos esperan otros desafíos, el más importante, probarse en este mercado tan vasto y competitivo. Al respecto ya metimos una primera pata, una importante, de la mano de nuestros amigos de Editions Minuscules que editaron Carne Argentina y veremos qué otras patas metemos. Pero de eso les contaré en la próxima, la frutilla del postre, la ciudad luz, París. Al fin, quiero darles las gracias a Tom Dassance -factótum absoluto de este viaje soñado- y también a ustedes por todo esto; cada cuadrito, letra o garabato que han compartido con nosotros nos hizo llegar hasta allí.

Hasta luego y... ¡Arriba!
Cristian

lunes, 5 de marzo de 2007

Vlad y Radu

Señor lector, me gustaría compartir con usted las primeras cinco páginas de Vlad y Radu, con guión de Jok y dibujos míos.
Por ahora son solo parte de un proyecto, veremos que camino les depara el futuro. Espero que les guste.

Carlos Aón





viernes, 2 de marzo de 2007

DEDOS MERCENARIOS

Bueno, para generar un poco de tensión y antes del impresionante relato de Cristian sobre otra de las grandes experiencias del viaje, intentaré amenizar con algunas páginas en las que estuve trabajando estos días. En este caso se trata de proyectos a pedido, por obra y gracia de mis mercenarios dedos y un beio trabajo en equipo. Endifrútenn, aguardaré ansiosamente por vuestros comentarios.



¡Un abrazo per tutti!